por colorear, tatuada en Matanzas, 2020
El salario en este país es un chiste y sobre la mesa
ensaya maniobras el suspiro pobre de los rincones,
gesticula tristeza, ostenta su vaho
mientras mis manos
se aferran al pan que esconderé de roedores
hambrientos y hormiguitas amarillas. Desajustado por
mordeduras urbanas llego a
un sólido deseo, derramarme
como la esperma de la vela
que marca mi sombra
Una bandera transgénero,
caminar resuelto entre veredas,
la chica de la esquina,
el puesto de periódicos
6:30 a. m.
café, pan tostado sin hormigas,
olor a limpio, no a pobreza que
embarga
sueño apagándose
[la pequeña vela remarcando figuras]
un salón sin objetos,
rumor de sombras
pienso imágenes diurnas,
signos móviles,
palabras claras
yo,
tragándome el peso del lugar
tratando despegues. Pero
se atraviesa un poema de Miyó
[“... no seas idiota piensa en el país”]
y la tarde
la noche
de ayer
en mi memoria
flotando en el aire
una silueta invasora
me mira severo, me revuelve
el pensamiento, conjura mis
palabras, las tiñe, las tuerce
el humo se escapa…
y la sombra
furiosa
porque ya no hay velas
que alumbren
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